Antes de nada, tenemos que comentar que la dieta que vamos a escribir hoy, es solamente orientativa y que siempre se debe de hablar con un especialista, ya que cada persona, necesita unas cantidades diferentes de alimentos y quizás, no todas las dietas son beneficiosas para todo el mundo.
Dicho esto, os proponemos una dieta sencilla que consiste en: El desayuno puede consistir en un zumo de naranja natural con una rebanada de pan integral con mermelada. El segundo día, puedes optar por un vaso de leche desnatada y galletas integrales, a lo que el tercer día, comerás un zumo de pomelo y unos cereales, para evitar caer en la rutina.
A media mañana, irás alternando una pieza de fruta con un yogurt, para que tu semana no sea repetitiva. El almuerzo consiste de ensalada de tomate y lechuga, con un postre basado en frutas. El segundo día filete de ternera a la plancha y verduras cocidas, el tercer día, podrás comer un trozo de pollo asado, que será acompañado de una ensalada de pepino, tomate y lechuga y el cuarto día, puedes incluir un plato pequeño de pasta, pero no olvides acompañarla siempre de una sanísima ensalada. Si te apetece, también puedes incluir las cremas de verduras, como calabaza o calabacín.
En la merienda es muy importante añadir más líquidos, como infusiones o zumos naturales, pero si el gusanillo te ronda el estómago, entonces puedes comer alguna rebanada de pan integral o galletas de este estilo. A la hora de cenar sopa de verduras, filete de merluza a la plancha, espárragos, queso descremado o fiambre de pavo, que deberás de ir repartiendo entre los diferentes días de la semana, para terminar con otra infusión.