Por lo general, los refrescos no son una de las opciones más aconsejadas a la hora de llevar una dieta sana, ya que nos aportan calorías extra, mucho azúcar y nada de vitaminas o demás nutrientes. La ingesta diaria de estos productos pueden hacer mucho daño a nuestro organismo.
¿En qué consiste ese daño?, en que, al no introducir ninguna vitamina, crea el efecto opuesto y puede debilitar nuestros huesos y nuestras células, dejándolas mucho más vulnerables para enfrentarse a cualquier bacteria.
Aunque las bebidas sean light y tengan menos azúcares, para el olor y el sabor tienen que añadirles unos edulcorantes, que como no, son artificiales y puede dañar el cerebro, además de nuestra salud intestinal.
Es por ello, que no debemos dejarnos engañar, y, poco a poco, ir introduciendo más agua en nuestra dieta, pero si no te apetece, intenta echarle un poco de zumo de limón. Si estás en casa, intenta beber zumos naturales y evita las latas en la medida de lo posible, ya que tu cuerpo te lo agradecerá.