No hay duda de que la carne nos aporta proteínas pero tenemos que prestar especial atención a las cantidades y como no, al tipo de carne que solemos consumir. Por ejemplo la carne roja, no puede convertirse en un plato imprescindible en nuestra dieta.
Suele tener más grasa que el resto de las carnes, por eso, no es tan aconsejable como el pollo. Este tipo de carne sí podemos consumirla más a menudo, ya que tiene menos grasa a pesar de que también nos aporta nutrientes y proteínas.
Otra carne blanca parecida a la anterior es cuestión de salud es el pavo. Además de proteínas nos dará un aporte extra de hierro, como ocurre con las espinacas, aunque en este caso no es un plato que guste a la gran mayoría.
En otros alimentos como los frutos secos, también podrás encontrar todo tipo de nutrientes, sin tener que recurrir siempre a los platos menos saludables. Añade más cantidad de carne blanca y deja la roja para ocasiones especiales.