El bacalao es un pescado de fácil digestión que protege el sistema cardiovascular, que forma parte de la cocina tradicional portuguesa y es uno de los alimentos más consumidos y apreciados en el mundo. Hay varias variedades de bacalao. Sin embargo, la especie Gadus Morhua, que se encuentra en el mar frío del Atlántico Norte, es la especie más ingerida. Normalmente se vende seco y salado, pero también se puede encontrar en el mercado ya congelado y ultracongelado, fresco en filetes y rodajas.
El proceso de sequía y salazón es natural y no se añaden sustancias químicas, por lo que se preservan sus propiedades nutritivas. El bacalao, al igual que los demás peces, es de fácil digestión y presenta una gran riqueza en proteínas de alto valor biológico, minerales como el yodo, fósforo, sodio, potasio, hierro y calcio y vitaminas del complejo B.
El hígado de este pescado es el principal depósito de grasa, del que se extrae el conocido aceite de hígado de bacalao, importante fuente de vitamina A y D, muy útil para prevenir una serie de enfermedades. El bacalao es también una fuente de ácidos grasos poliinsaturados, de los que destaca el ácido omega 3, que tiene un efecto protector sobre el sistema cardiovascular.
Un papel preventivo sobre el cáncer y favorece el desarrollo del sistema inmunológico. En el caso del bacalao salado, para reducir su contenido de sodio, debemos fijarlo bien antes de fabricarlo y no es necesario añadir más sal. El tiempo mínimo de reserva debe ser de 24 horas. En el caso de las púas más gruesas, debe ser de unas 48 horas. Y, en el caso del bacalao deshecho, sólo serán necesarias seis horas.
El agua de demolición debe cambiarse varias veces y el bacalao debe almacenarse en la nevera para evitar la proliferación bacteriana. Portugal es uno de los países en los que se consume más bacalao en el mundo, en forma de salado seco es el mayor, y este alimento presenta quizás el mayor número de recetas, posiblemente por su versatilidad.
Las formas de preparación más saludables
Este alimento, al igual que todos los demás, puede ser elaborado de forma sana e incluso poco calórica. El tradicional bacalao cocido, con patatas cocidas y verduras consumidas en la época de Navidad, es uno de los ejemplos en el panorama de los ingresos saludables del bacalao. La adición de productos como la nata, la mayonesa, la mantequilla o el aceite al bacalao cambiará el valor calórico de este alimento, por lo que deben evitarse.
Por lo tanto, debemos optar por métodos de confección que privilegien su valor nutritivo, como los cocidos, las parrillas, los estofados y los asados con poca grasa. También hay que evitar el bacalao frito, al igual que los demás alimentos preparados con el método de fritura, ya que exige mucho aceite.