Es un cítrico muy parecido a la naranja y que a los pequeños se les da como complemento de su merienda, porque es más fácil de comer que la naranja y suele manchar menos. Además, esta fruta tiene unos beneficios diferentes a los que conocemos del resto de los cítricos.
Por un lado, nos aporta más agua y los niveles de azúcar que contiene, son realmente bajos, por lo que podemos estar tranquilos y consumirlas en diferentes dietas. También tiene mucha fibra y como no, la vitamina C o el ácido fólico que comparte con su hermana, la naranja.
Nos va aportar cantidades más elevadas de magnesio y potasio, aunque todo esto es muy importante para la salud, hay un dato más sobre las mandarinas, que sí es muy relevante.
Parece ser que gracias a un estudio, se ha confirmado, que esta fruta evita la obesidad, gracias a un compuesto que contiene, el cual evita la formación de grasa en el hígado, pero para ello, hay que consumirla desde pequeños.