Cada vez que compremos un producto, debemos de leer bien su etiqueta, ya que en ella nos tiene que ofrecer sus cualidades para saber lo que estamos comprando y mejor dicho, lo que estamos comiendo. Gracias a ella sabremos las grasas que contiene así como los nutrientes.
Aunque no todos ponen las mismas características, sí tenemos que fijarnos bien para que, por lo menos cubran las necesidades mínimas. Por ejemplo, tienen que llevar el nombre del alimento en sí.
Todos los ingredientes que componen esa lata o paquete que estamos a punto de adquirir, también tienen que estar descritos en la etiqueta, así como el peso, tanto neto como escurrido, dependiendo del producto.
Las instrucciones para la conservación, así como la fecha de caducidad, son imprescindibles. Además, tendrán que llevar el nombre de la empresa y un lote de indentificación.