A todas nos gusta llevar tacones y más ahora que el buen tiempo nos permite lucir unas sandalias de vértigo, tanto para el día como para la noche. Pero, aunque nos gusten y nos sintamos cómodas con ellas, tenemos que saber que nos van a acarrear algún que otro problema en nuestros pies.
Cuanto más alto y más fino sea el tacón, nuestros pies se van a resentir mucho más, ya que la parte de delante del mismo, será la encargada de llevar todo el peso y esto provocará que nuestra postura corporal se deforme.
El tobillo es otro de los perfudicados, pues podrá doblarse en cualquier momento y traernos un esguince. Las rodillas tienden a sobrecargarse y con ellas el resto del cuerpo como la columna, lo que dará lugar a múltiples dolores en esta zona.
Lo mejor es evitar los tacones demasiado altos, optando por los de dos o tres centímetros. Las plataformas que equilibran el pie (es decir que tienen casi la misma altura tanto delante como detrás), pueden ser de gran ayuda y sobre todo, los usaremos solo para ocasiones especiales y que requieran pocas horas puestos.