Siempre que nos hablan sobre un nuevo método para relajarnos lo ponemos en práctica y es que, en nuestro día a día no habrá otra cosa, pero sí mucho estrés. Por eso es bueno echar mano a los remedios caseros y todos los que nuestras abuelas hacían mención.
Uno de ellos, consiste en relajar los pies después de un largo día de trabajo y con ello, también la relajación se extenderá a todo el cuerpo. Para ello, necesitamos agua tibia y un buen puñado de sal.
Dejaremos los pies un rato a remojo, como todos los conocemos. Este baño nos dará mayor relax ya que nos alivia la tensión acumulada, así como mejora la circulación.
Cuando el agua esté fría es momento de sacar nuestros pies de ella y aprovechar para limar asperezas y aplicar una crema hidratante regenadora. Sin duda un remedio estupendo que podemos practicar siempre y cuando lo necesitemos.